miércoles, 26 de octubre de 2022
El Control Social es el derecho y el deber de los ciudadanos a participar, de manera individual o a través de sus organizaciones, redes sociales e instituciones, en la vigilancia de la gestión pública y sus resultados para la correcta utilización de los recursos y bienes públicos.
Existen dos tipos de mecanismos de control social: los formales (oficializados por el Estado y presentes en la ley) y los informales (heredados de la costumbre y de las tradiciones).
· El control social formal, respaldado por el derecho y el orden constitucional, está compuesto por las diferentes instituciones e instancias del Estado, tal y como los tres poderes públicos (ejecutivo o de gobierno, legislativo o parlamentario, y judicial o de justicia), las ordenanzas municipales y otros sistemas regulatorios. Por ejemplo, la creación de leyes nuevas que regulan la conducta, o la implementación de una documentación universal para cada uno de los ciudadanos, son mecanismos formales de control de la sociedad.
· El control social informal, en cambio, no cuenta necesariamente con el respaldo explícito de una ley, sino que proviene de la tradición, de las costumbres y de la vida social y cultural del pueblo. Sus mecanismos por lo tanto son más diversos y cambiantes, y pueden variar significativamente de una sociedad a otra o de una época a otra. Por ejemplo, las religiones y sus códigos morales, en los que ciertos actos están permitidos y otros, en cambio, prohibidos, o los valores culturales tradicionalmente arraigados, como el lenguaje (y por lo tanto la forma de expresarse, la cortesía y los nombres de las cosas).
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